La tradición de Antigua Casa Crespo viene de lejos. Este negocio sigue conservando, a día de hoy, un oficio con gran valor cultural que enriquece nuestra ciudad, dotándola de herencias artesanas de gran calidad.

Es en 1863, cuando Gregorio Crespo Andrés abre las puertas de este negocio familiar, en la calle Divino Pastor nº 23, en la misma calle donde se encentra a día de hoy este negocio de culto en el barrio de Malasaña.

En un principio los trabajos de caña, cañizo, sogas, esparto, eran útiles para la construcción, a los promotores de edificios para sus trabajos. La oferta contaba con servicios a domicilio en un carro tirado por caballos, también empezó la venta de alpargatas en blanco y negro.

Es a partir de los años 60, cuando la actividad de la alpargatería toma fuerza, con un gran catálogo de diversos colores y modelos disponibles, introducidos por Martín Garbayo y su esposa Josefina. Tanta popularidad tuvo en esos momentos el surtido de sus artículos en la ciudad, que la Reina Sofía, fue una de sus clientas, entre otras personalidades que se han interesado por la calidad y el acabado de este tipo de calzado, que son todo un clásico de Madrid.

En la actualidad Casa Crespo sigue en manos de la misma familia, Maxi Garbayo y su esposa Ana Ladrón, están al frente del negocio. La fábrica artesanal se encuentra instalada en el pueblo riojano de Cervera del Río Alhama, de donde es natural la familia de artesanos.

El trabajo de tantos años, es producido con cariño, para dotar al calzado de exclusividad en su confección, haciendo que cada artículo sea único. Nuevas formas, colores y modelos se van imponiendo en Antigua Casa Crespo, junto a los clásicos. Trabajos con la sabiduría y el buen hacer del ayer, pero con la innovación y originalidad que requiere nuestro tiempo, para que este comercio centenario no deje de sorprendernos. Artesanía muy funcional, que siguen estando a nuestra disposición, como hace nada más y nada menos que 159 años.